Signos
Hoy se sabe que las arrogancias blasfemas de los verdes (como la amenaza del exgobernador chiapaneco y senador Manuel Velasco de “revisar” la alianza de su partido con el Morena y sus posiciones parlamentarias en torno a las próximas iniciativas y reformas presidenciales que requieren los sufragios decisivos del Congreso de la Unión) han enfadado a Andrés Manuel y lo han impulsado a tomar severas medidas de Estado en su contra y en favor de las aprobaciones legislativas que demanda.
Y en tal circunstancia -y ante la evidencia del mal negocio presidencial obrado por la dirigencia nacional morenista del grupo de Marcelo Ebrard y su escudero Mario Delgado para su particular conveniencia- cambiaría radicalmente el espectro de las relaciones futuras del jefe máximo -y del entorno más confiable de su liderazgo- con un importante sector de ganadores electorales privilegiados e impuestos por el aliancismo verdemorenista de Ebrard y de Delgado (concebido para promover la postulación del canciller a la sucesión presidencial, de la mano envilecida del Niño Verde).
Y en esa lógica -donde está claro que los candidatos ganadores del Morena y sus partidos asociados obtuvieron la victoria bajo el impulso de la popularidad del jefe máximo-, el panorama político en curso y rumbo a procesos sucesorios y electorales venideros, como los del 2022 en Quintana Roo, estaría condicionado por los nuevos ganadores de la guerra intestina que hoy día se libra en el Morena, y no por los actuales aliados del Verde y venidos a menos en la cúpula de dicho partido presidencial.
En tal perspectiva, el Niño Verde y sus súbditos estatales podrían estar dejando de tenerlas todas consigo.
Mara Lezama -que pese a su reelección en el Municipio cancunense seguiría con una aceptación popular en caída libre, luego del abstencionismo tan alto con el que ganó y de los más de cien mil sufragios perdidos respecto de su primera elección- estaría fuera de la contienda, como igualmente lo estaría la exmunícipe de Puerto Morelos y ahora diputada federal electa Laura Fernández, para no hablar de otros delincuentes de menor escala y también aspirantes a la sucesión gubernamental.
Y acaso, y por eso mismo, las relaciones entre el presidente López Obrador y el gobernador Joaquín González estén en su mejor momento
Y acaso, y por eso mismo, el senador José Luis Pech se haya apuntado como alternativa para el relevo gubernamental.
La única alianza fiable del gobernador contra el verdemorenismo y el poder del Niño Verde que intentarían demolerlo apenas dejase el cargo, es con el mandatario federal.
Y el único candidato viable del nuevo Morena -sin el poder de Ebrard y de Delgado- y del jefe máximo sería José Luis Pech, que no es un delincuente, que tiene el mejor expediente ético y de servicio público activo en la entidad caribe, y que cuenta, asimismo, con una sólida formación académica, una carpeta de proyectos propios de representación y mandato populares, y una competencia intelectual y política para el debate crítico que no tiene nadie.
Y, eso, hace toda una diferencia.
SM