Signos
Por Salvador Montenegro
A Andrés Manuel no le incomoda que en Coahuila pierda su partido, y que las pérfidas y pésimas alianzas del mismo se hagan polvo con él en favor del perpetuo dominio caciquil priista de los hermanos Moreira.
Los petistas, verdes y morenistas no son mejores, ni Andrés Manuel tiene una particular simpatía por ellos y sus candidatos locales.
Con los Moreira, en cambio, lo diga o no, comparte intereses tan pragmáticos como el que anuda los rencores y las confrontaciones tan abiertas, tan estridentes, tan reales y tan fundamentadas como las que con amenazadora y violenta intensidad profiere el exgobernador y exlíder nacional priista, Humberto Moreira, en contra del exmandatario mexicano, Felipe Calderón, quien gobernara con la persignada militancia del PAN, simpatiza con las alianzas panistas enemigas del obradorismo -PRI, PRD y rabiosos añadidos de toda laya militante y corporativa-, y forma parte del conglomerado español Iberdrola, al que el obradorismo suspendió los privilegios privatizadores de la política energética -‘limpia’- de Calderón y de su sucesor priista Peña Nieto.
No, no será una convergencia cifrada en valores éticos, claro está, sino utilitaria. Pero el caldero de la política se calienta con relatividades de conveniencia propagandista que bien pueden servir a fines morales o a sus adversarios, según las coyunturas de unos y otros (que de ser sólo vindicativas y de buena fe las motivaciones ideológicas, y alejadas del poder, del sectarismo y la dominación, las inmensas mayorías samaritanas moriríamos del más sublime y amoroso aburrimiento).
Si alguna alianza política es tan rentable como siniestra es la del Morena y el Verde, así en Quintana Roo como en Coahuila. Y ni los niños verdes ni los también indeseables rojos petistas del país cargan mejores equipajes que los caciques magisteriales coahuilenses.
Calderón sigue siendo una asignatura pendiente de Andrés Manuel. Y nadie lo odia más ni puede ser mejor aliado en su contra que el poderoso norteño Moreira.
Que al fin y al cabo morenistas y aliados en la tierra de aquel, no dejan de ser sino perdedora piltrafa electorera.
SM