Charangas electorales

Signos

Festivales, conciertos, corridas de toros, palenques, bandas musicales horrísonas -tan desafinadas e iletradas como las multitudes que gustan de ellas en un país analfabeto-, toda suerte de jolgorios, pan y circo, el derroche a raudales del erario para que el pueblo celebre y dé rienda suelta a sus deseos de diversión en estas fechas con entradas ‘gratis’, donde ¡gratis! quiere decir: pagadas por él, en tanto contribuyente o dueño primario de los presupuestos públicos y de los saldos fiscales con que los representantes populares que disponen de esos fondos pagan, en beneficio de sus particulares causas políticas y candidatos en campaña, la diversión de los asistentes a tales y tantas amenidades con la finalidad de que voten por esas sus particulares causas políticas y esos sus candidatos electorales mediante la engañifa de que son gratuitas y de que nadie apelará a la conciencia de que en realidad ese desvío de fondos debiera estar, y no lo está -como tantos otros tan costosos de un financiamiento muy superior al que es legal-, tipificado como un delito que debiera ser sancionado como grave en la legislación electoral, si en realidad la voluminosa legislación y la masiva autoridad electoral sirvieran para algo más que para legitimar las miserias representativas que emergen, cual la inmensa mayoría, de los tan democráticos y transparentes comicios nacionales.

SM

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