El discurso

Signos

“La unidad en la diversidad”, contundente lugar común en toneladas de contundentes discursos de todos los tiempos. Como el del Bien Común es el de Dios que tanto pontifican los predicadores bíblicos y como el Bien del Pueblo está por encima de todos los intereses individuales de los verdaderos líderes políticos. La defensa de la pluralidad es la de la democracia, dirían, si de decir se trata, Kim Jon-un o Donald Trump, Salgado Macedonio y su hija la Gobernadora o Lily Téllez, la Senadora. De panfletarias oratorias está empedrado el camino del infierno del embustero, diría, asimismo, el aforístico dicharachero. Congruencia, sobriedad, convincentes modos de ser, de hacer y de informar sin engañar sobre los verdaderos alcances del cumplimiento del deber es lo que falta. No mentir, no robar no traicionar debiera ser la utopía: el propósito de hacer mejor las cosas una vez y otra cada día, en la convergencia del bien de los demás, de todos, y de quien los representa, de manera digna y austera, con una investidura. Lanzar esas proclamas al vacío, desde el vacío, evidencia, como un rayo en la oscuridad, al que simula, se viste de lo que no es, y todo el mundo sabe que su investidura representativa es la de quienes más mienten, roban y traicionan en el ejercicio del poder.

SM

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