
Signos
Mientras la Presidenta insista en ser cómplice de los delincuentes que controlan el poder político en los Estados del país, como los Gobernadores, el crimen organizado seguirá escalando en todas las instituciones públicas de esos Estados, empezando por las de la seguridad y las de la Justicia, como Policías estatales y municipales, Fiscalías y tribunales responsables de los juicios penales; y la autoridad misma, responsable de combatir la ilegalidad, la inseguridad y la violencia, será cada vez más visible y más indiscreta e insolente para ejercer, con entera impunidad, las actividades criminales que debiera combatir.
Y así, con mayor transparencia que nunca, ‘las barredoras’, como la tabasqueña, se multiplican como bandas incrustadas en los cuerpos policiales municipales y estatales, y en las agencias ministeriales de las Fiscalías, como en Quintana Roo, donde la Fiscalía controla la delincuencia policial del Estado y los Municipios.
Entre bandas como la de Caborca y la ministerial, Quintana Roo no tiene para dónde hacerse. Y si para combatir el crimen, Harfuch y el Gabinete federal de Seguridad van a coordinarse con las Fiscalías estatales, pues sólo combatirán a los bandos enemigos de los criminales del oficialismo.
SM