La emergencia no confina a los sicarios y matan más que la pandemia

La contingencia sanitaria ha provocado una disminución en el número de robos a viviendas, como obvia consecuencia de que muchas familias se mantienen confinadas en sus hogares, pero las ejecuciones y los atentados no han cesado, sobre todo en la zona centro-sur de la entidad, donde en poco más de un mes se registraron 16 ataques que dejaron 13 muertos y cinco lesionados. Hasta el momento las autoridades no han informado sobre los móviles de los casos, si bien podría suponerse que las víctimas -entre las que está el alcalde de Mahahual y un exdiputado- pudieron haberse involucrado o ser amenazadas de alguna forma por el crimen organizado. Y si bien los ataques, realizados a plena luz del día y en zonas con gran afluencia de automovilistas y peatones, son inéditos para Chetumal, ciudad que hasta hace algunos años se caracterizaba por estar relativamente alejada de los crímenes de alto impacto, los ocurridos en las comunidades de Felipe Carrillo Puerto y Bacalar tampoco son menos graves, sobre todo en este último Municipio, donde el auge turístico de su cabecera municipal ha llamado poderosamente la atención de las bandas dedicadas al narcomenudeo. Las autoridades federales y locales anticrimen tendrían que atajar de inmediato esta génesis del negocio del terror, antes de que la violencia cobre mayor fuerza y se repitan los escenarios de la zona norte, donde encontrar cadáveres en las calles ha sido cosa de todos los días. Porque el incremento del turismo es también de la demanda de narcóticos. Se ha multiplicado y desbordado la violencia de las mafias en Tulum, como antes en Playa del Carmen y Cancún, y ahora florece en Mahahual y Bacalar, y se despliega hacia Chetumal y la frontera con Belice y Centroamérica -una zona de todo tipo de tráfico y de inmejorables condiciones para la empresa delictiva-, en la parte sur de la entidad, y hacia el Municipio de Carrillo Puerto, en el centro. Y así, la guerra entre las bandas criminales inaugura nuevos territorios. Algunos poblados rurales se han convertido en guaridas de grupos armados. De la parálisis económica de las comunidades se ha pasado a la existencia de centros de resguardo y logística del hampa de la extorsión, las drogas y otras actividades ilegales disputadas entre grupos homicidas. Los sicarios se desplazan hacia el norte o hacia el sur de la entidad operando sus encomiendas y ajustes de cuentas. Pero la disminución del consumo extranjero de estupefacientes por la pandemia y la consecuente caída de ese mercado y del de la extorsión por el cierre de establecimientos comerciales -incluidos bares y hoteles de distribución de drogas-, ha agudizado los conflictos por el negocio disponible. El crimen común, del que el Estado ocupa uno de los primerísimos lugares del país y del mundo, ha descendido con el confinamiento domiciliario impuesto por el virus, pero el organizado no conoce de ‘filtros policiales’ ni condicionamientos restrictivos emergentes ni medidas de vigilancia y de seguridad extremas, y sigue arrojando más cadáveres que los de la enfermedad. Porque el de la violencia es el negocio más inmune a las crisis sanitarias y económicas. Los pistoleros sólo mueren a tiros.

Javier Ramírez

El recuento se incrementa y se va constituyendo en otra plaga acaso más letal y duradera que la pandemia -la que se apodera del mundo y le advierte que si no se transforma su coexistencia humana puede extinguirse como civilización ante una peste venidera-.

Las ejecuciones se han disparado en las últimas seis semanas en los Municipios del centro y sur de Quintana Roo, cobrando las vidas de 13 personas. Albañiles, comerciantes, taxistas, invasores de tierras, y hasta un exdiputado y el titular de una Alcalde han sido víctimas en ataques que hasta el momento han quedado impunes.

Ni el incremento de la vigilancia en las ciudades ni los múltiples filtros instalados por las autoridades y los ciudadanos en carreteras y caminos vecinales, han impedido a los delincuentes operar a sus anchas. Y el número de víctimas podría aumentar en los próximos días.

Martes rojo

La ola de crímenes en la capital quintanarroense inició a principios de marzo, cuando se registró el asesinato a balazos de una persona dentro de su vivienda ubicada en la Colonia Plutarco Elías Calles, en Chetumal. De acuerdo con el parte policiaco, el martes 10 de marzo ‘Edwin S’. permitió entrar a su casa a un sujeto, quien luego de hablar con él le disparó en al menos cinco ocasiones con un arma calibre 9 milímetros.

Cuando los cuerpos de emergencia llegaron, la víctima ya no tenía signos vitales. Del homicida sólo se informó que huyó a bordo de un automóvil tipo Aveo de color rojo.

Ese mismo día también se registraron un asalto a una clienta bancaria en pleno Centro y el secuestro de un trabajador de una tienda departamental. En el primer caso los bandidos huyeron con 300 mil pesos y, en el segundo, la víctima fue rescatada y tres de sus captores fueron puestos tras las rejas.

En marzo, siete ejecutados

Desde ese día y hasta finalizar el mes de marzo, ocurrieron otras seis ejecuciones. El día 13, sujetos armados ingresaron a una vivienda de la Colonia Adolfo López Mateos, en Chetumal, y dispararon contra un taxista, a quien vecinos señalaron de ser un ‘halcón’ -o un vigilante e informante al servicio de un grupo criminal-.

El 18 de marzo, una persona identificada como El Pecas fue atacada a balazos por dos motociclistas dentro de su tienda ubicada en la comunidad de Sergio Butrón Casas, en el Municipio de Othón P. Blanco. Se trató del cuarto homicidio ocurrido en dicho poblado en lo que va de este año.

El 25 de marzo, dos encapuchados llegaron al rancho “Las Mariposas”, a 2.5 kilómetros de la cabecera municipal de Bacalar, en el tramo carretero que va de Xul-Ha a Bacalar, y acribillaron a ‘Román G.G.’, exdiputado local perredista y expresidente del Comisariado Ejidal Alfredo V. Bonfil.

Cuatro días después, ‘Jimmy H.C.’, de 40 años de edad, fue acribillado por sujetos no identificados frente a su minisúper ubicado en la localidad de Limones, en el Municipio de Bacalar. Al menos 40 casquillos percutidos fueron encontrados en el sitio.

Al día siguiente, el cadáver de un taxista fue encontrado maniatado y con disparos en el abdomen y en la sien, en una brecha de la Colonia Bosques del Lago, de Chetumal.

Ese mismo día, autoridades de la zona centro de Quintana Roo informaron el descubrimiento de un cadáver en una sascabera ubicada cerca del poblado de San Luis, en el Municipio de Felipe Carrillo Puerto. Presentaba dos impactos de bala.

Hasta el momento, seis muertos en abril

El conteo de los crímenes de abril comenzó el día 5, cuando, en diferentes hechos, dos hombres sufrieron intentos de ejecución. El primero ocurrió cuando la víctima manejaba su camioneta Ford Expedition con rumbo a la Alcaldía de Noh-Bec, en Felipe Carrillo Puerto, y fue interceptado por sujetos que viajaban en una camioneta blanca, quienes le dispararon. El hombre resultó herido y fue trasladado de emergencia a un hospital.

Horas después, un sujeto identificado –para efectos judiciales- como ‘Gerardo R.L.’ fue baleado por un individuo en calles de la referida Alcaldía. Paramédicos lograron salvarle la vida.

Un doble homicidio se registró el día 6, cuando autoridades localizaron cerca del poblado de Limones, en Bacalar, los cadáveres de Peter y Edel, ambos presuntos promotores de invasiones de terrenos propiedad de una persona identificada como ‘Juan Carlos O.P.’. Habían sido ‘levantados’ un día antes cuando viajaban en una camioneta Ford Expedition Roja con placas USA516D, misma que fue encontrada con 40 casquillos percutidos. Eran cuñados y vivían en Mahahual.

Al día siguiente se reportó el asesinato de ‘Norberto B.’, de 26 años de edad, quien se dedicaba a la venta de carbón, en calles del poblado de Otilio Montaño, Bacalar.

El día 8, hombres que se trasladaban en un Volkswagen tipo Jetta de color blanco abrieron fuego contra la unidad en la que viajaba Obed Durón Gómez, alcalde de Mahahual. El funcionario recibió cinco disparos que le quitaron la vida minutos después. Sus atacantes lograron escapar.

La tarde del 10 de los corrientes, un individuo que caminaba en la Avenida Constituyentes, entre Raudales y Chablé, en Chetumal, fue atacado a balazos por un sujeto que viajaba en un automóvil tipo Optra de color blanco y vidrios polarizados. El agraviado, identificado como ‘José C.O.’, de 26 años y de oficio albañil, logró sobrevivir.

El día 11, “Sábado de Gloria”, alrededor de las 19:00 horas, ‘Eros H.L.V.’, de 27 años, fue asesinado a balazos cuando descendía de su automóvil Pontiac G3 en el cruce de las calles Aarón Merino y Alcatraces, en la Colonia Forjadores de la capital del Estado. Testigos informaron que los atacantes viajaban en un Aveo blanco.

En día de quincena, a eso de las 17:00 horas, las autoridades entraron en alerta cuando dos sujetos que se transportaban en un vehículo tipo Mazda 3, color gris, asaltaron a un comerciante y a su acompañante, quienes habían acudido a buscar 70 mil pesos a un negocio de carne ubicado en la Avenida Constituyentes con Calle Chablé, en la Colonia Proterritorio. Al poner resistencia, los criminales balearon a ambas personas. El empresario, de 88 años de edad, resultó grave al recibir un balazo en el tórax.

Hasta el cierre de esta edición, el último hecho violento ocurrió el mismo día 15, pero en la comunidad de Polyuc, Municipio de Felipe Carrillo Puerto, donde un sujeto identificado como ‘César S.’, alias El Barrusa, fue asesinado a balazos luego de que, presuntamente, baleó una vivienda del poblado y los agraviados respondieron el ataque. Los atacantes huyeron.

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