Desde que Otoniel Segovia asumió la presidencia municipal tras la muerte del edil electo Hernán Pastrana, los habitantes del Municipio de Othón P. Blanco han padecido una de las peores administraciones de las que se tenga memoria. Su incapacidad para atender los problemas relacionados con los servicios públicos ha sido una constante que raya ya en la negligencia criminal. En su gestión, la capital del Estado turístico más importante del país se ha visto literalmente inundada de basura y sumida en la oscuridad y la inseguridad, mientras él y sus allegados han aprovechado sus puestos para enriquecerse. Ahora, con las fuertes lluvias que cayeron en las dos primeras semanas de noviembre, producto de varios frentes fríos y el paso de fenómenos meteorológicos en Centroamérica, Chetumal y los poblados circunvecinos están plagados de miles de baches, mismos que han provocado decenas de accidentes que en cualquier momento podrían provocar lesiones o incluso la muerte de alguien, debido a que se han convertido en verdaderas trampas mortales. Lo peor es que las autoridades municipales reconocen que no cuentan con los recursos para tapar estos socavones, pero sí para pintar parques y campos deportivos con los colores de su partido, el Movimiento Regeneración Nacional. Los othonenses, al igual que los habitantes de Solidaridad y Benito Juárez, ven con decepción cómo los Gobiernos municipales del Morena pasaron de ser el mejor de los escenarios posibles a una pesadilla igual o peor que lo vivido con otros partidos políticos. Con la corrupción demostrada por Otoniel, los ciudadanos difícilmente volverán a dar tan fácilmente su voto a un candidato morenista.
Javier Ramírez
La imagen de una motocicleta atorada de manera vertical dentro de un bache cubierto por el agua en el cruce de las avenidas Nicolás Bravo y Payo Obispo, dos de las vías más importantes de la capital chetumaleña, tras un accidente que estuvo a punto de costar la vida de su conductor, es probablemente una de las que mejor representa la negligencia con la que Otoniel Segovia Martínez maneja el Ayuntamiento de Othón P. Blanco.
Choques, llantas rotas, automóviles averiados, camiones semivolcados por el reblandecimiento de las calles y ciclistas y motociclistas lesionados han sido la constante en las notas policiacas de los medios de comunicación locales.
Y es que las lluvias de las últimas semanas que inundaron la capital demostraron no sólo la mala calidad de los materiales que las autoridades municipales han usado para pavimentar y tapar los hoyancos, sino también que casos como los antes descritos no quitan el sueño a los encargados de los servicios públicos, quienes, de plano, han dicho que no tienen recursos para realizar un programa de bacheo. Es decir, han dejado a los ciudadanos a su suerte.
Arruinadas desde hace más de un año
Los problemas comenzaron mucho antes de que cayeran las lluvias. Las calles y avenidas de Chetumal han padecido el olvido de las autoridades encabezadas por Otoniel Segovia, quien desde que entró al Gobierno no ha podido poner en marcha un programa de bacheo que dé solución a una de las demandas más fuertes de la población.
Hay que decir también que las autoridades estatales han contribuido en mucho a la destrucción de las vías chetumaleñas, principalmente con la obra de introducción de drenaje en las colonias Adolfo López Mateos, 5 de Abril, Del Bosque, etcétera, misma que lleva más de un año y que se está extendiendo a otras zonas de la ciudad.
Esto, porque las empresas encargadas de estos trabajos han abierto, cerrado y de nuevo abierto decenas de calles en cuestión de meses, colocando sólo pequeños parches con materiales de bajísima calidad, por lo que ni siquiera hacía falta que lloviera para que se provocaran socavones.
De esta manera, se estima que el 60 por ciento de las vías de la capital estaban en pésimo estado desde mucho antes de que empezaran las lluvias, las cuales sólo agravaron el problema.
Y sin embargo, el alcalde decidió recortar en varios millones de pesos el presupuesto para pavimentación y bacheo, para invertirlo en la pinta de parques, incluida la reparación del Monumento al Renacimiento, mismo por el que fue fuertemente criticado al destinarle un millón 200 mil pesos.
Esto ha provocado el enojo de los habitantes, quienes han utilizado las redes sociales para subir fotos tanto de los enormes baches que plagan la capital y las comunidades, así como los daños que sus unidades, o ellos mismos, han sufrido al caer en estos cuando el agua los oculta.
Para baches, sólo $220 mil
Entrevistado al respecto, el director municipal de Obras Públicas, Paul Canto Peralta, de plano, indicó que la Comuna sólo podrá atender el 30 por ciento de los aproximadamente 5 mil metros cuadrados de baches surgidos en las últimas semanas, esto, porque la Tesorería municipal solamente dispuso de 220 mil pesos para realizar los trabajos.
Además, se daría prioridad a las cinco avenidas y calles principales de Chetumal, que vendrían siendo la Insurgentes, Héroes, Maxuxac, Erick Paolo Martínez y Calzada Veracruz, por lo que el resto se quedará como está, con el riesgo de que nuevas precipitaciones agraven el problema.
De acuerdo con el funcionario, se requieren al menos 13 millones 500 mil pesos para tapar la totalidad de los baches.
Lo anterior fue corroborado por la regidora que encabeza la Comisión de Turismo municipal, Cinthya Millán Estrella, quien informó que el Ayuntamiento no cuenta con un programa emergente de bacheo. Mencionó que el Fondo de Infraestructura, que tiene un monto de 176 millones de pesos, no tiene un rubro específico para implementar la reparación de calles, pero que es posible que el Cabildo canalice recursos para ello.
Sin embargo, hasta el momento no les han informado que esto vaya a suceder pronto. Comentó que es necesario que las autoridades municipales agilicen este proceso, para aprovechar que las lluvias han cesado.
Le tira la bolita a CAPA
Mientras tanto, el alcalde Otoniel Segovia ha tratado de desviar la atención echándole la culpa de la falta de recursos a la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), a la que le exige el pago de 40 millones de pesos de la licencia de construcción que este organismo necesita para renovar el sistema de drenaje de Calderitas.
Ante este señalamiento, el director de CAPA, Gerardo Mora Vallejo, aseveró que es el Ayuntamiento de Othón P. Blanco el que le debe dinero a la Comisión, debido a que ésta ha tenido que tapar hundimientos y baches que le corresponden al Municipio.
Apuntó que Segovia ni siquiera ha querido sentarse a dialogar para llegar a un acuerdo, ya que está aferrado en exigir el pago de los 40 millones de pesos.
Sin embargo, Mora Vallejo respondió que esto no procede debido a que existe un convenio entre el Gobierno del Estado y el Municipal para no cobrar licencias de construcción.
“Lo que haré será sacar un permiso estatal, pero sí señalar que al presidente le hace falta conocimiento”, comentó, recordando que con la negligencia de Segovia Martínez se está frenando una inversión de 130 millones de pesos, además que el Ayuntamiento debe también 4 millones de pesos a CAPA, sin actualización, multas ni recargos, por consumo de agua potable.
El titular de la paraestatal hizo un llamado al alcalde para que haga un trabajo serio de pavimentación y repavimentación, y deje de echarle la culpa a la CAPA.
Ciudadanos meten el hombro
Los habitantes de Chetumal y demás centros de población han tenido que encargarse de la reparación de las calles o, al menos, de colocar ramas, llamas y demás objetos para advertir a choferes y peatones de la existencia de los hoyancos, muchos de los cuales aún están cubiertos de agua.
En poblados donde el turismo es la principal fuente de ingresos, los prestadores de servicios han realizado diversos trabajos para mejorar un poco las condiciones de las vías y así evitar cualquier accidente que pueda provocar algún herido o daño a la imagen de estos lugares.
Saben, lamentablemente, que la administración municipal de Segovia Martínez los ha dejado prácticamente a su suerte, algo que no se veía ni en los tiempos de otros infames munícipes emanados del PRI.
Aún restan varios meses para que Otoniel y su banda de cómplices abandonen sus cargos y dejen finalmente de saquear las arcas municipales, pero mientras tanto los problemas en los servicios públicos se siguen acumulando, convirtiéndose en un polvorín que estaría a punto de estallar.