Laura, el Plan X para blindar a Mara

La última palabra

Por Jorge A. Martínez Lugo

El juego de la política está en marcha y es como el béisbol: no se acaba hasta que se acaba. Pero, además, el partido apenas empieza.

En un escenario hipotético, ahora lejano, pero no imposible, de que la senadora Marybel Villegas, siempre sí, va a estar en la boleta, pero abanderada por Movimiento Ciudadano. En este escenario, Laura Fernández Piña, como abanderada PAN-PRD, estaría dispuesta a jugar el papel de Plan X, a favor de Mara; “sacrificarse” por el proyecto.

Declinar a favor de Mara. Bajarse de la contienda a mitad del río o hacer campaña de brazos caídos y ser fiel de balanza a favor del proyecto. Un recurso extremo del morenismo-verde, para retener Quintana Roo.

Roberto Palazuelos, en cambio, no sería confiable para una jugada de este calibre. En caso de que el proyecto morena-verde tenga que pisar el botón rojo y tomar decisiones drásticas ante una caída de aceptación de Mara ante el fantasma de Marybel, una acción de filigrana se estaría preparando con la figura “inexplicable” de Laura Fernández, abanderando al PAN-PRD, controlado desde el 22 de enero.

Puede parecer muy retorcida esta prospectiva, pero en política nada es descartable. La realidad supera a la ficción. Ni Gabriel García Márquez hubiera concebido el escenario que están viviendo los hidalguenses. En la alianza PRI-PAN-PRD, al PAN le tocó siglar, pero nombró como candidata, a la priista Carolina Viggiano. ¿Cómo les quedó el ojo?

Mientras haya arreglo en las cúpulas, las militancias no importan.

Retomamos el proceso de Quintana Roo. Laura Fernández es una niña verde-tricolor y ahora azul-amarilla, pero más allá de los colores partidistas, pertenece al grupo de poder que domina la política y los negocios al amparo del poder en Quintana Roo: Félix-Borge-Jorge Emilio-Carlos Joaquín.

Ellos son quienes controlan las franquicias morena-verde-tricolor, y ahora, azul-amarilla.

Así las cosas, Laura es una niña multicolor, sin escrúpulos partidistas. Por eso será la candidata y no Roberto Palazuelos, primero, porque lo vetaron desde el 22 de enero y, segundo, porque no es confiable. En el fondo, Mara y Laura, son vidas políticas paralelas.

Palazuelos, en cambio, no es confiable ¿para qué? Para protagonizar una acrobacia de tres pistas, que Laura encantada la ejecutaría.

En el escenario hipotético que Marybel Villegas decidiera estar en la boleta -como no se cansó de afirmar- y que en la boleta apareciera con el color naranja, estaríamos viviendo una campaña electoral interesante.

En caso de que Marybel ya haya apechugado, como hasta ahora todo parece indicar, obligada porque a Ricardo Monreal lo están apretando demasiado con el caso de su secretario técnico en el Senado, preso en Veracruz por el gobernador lopezobradorista, Cuitláhuac García, entonces, la campaña en Quintana Roo para Morena y Mara, será miel sobre hojuelas, es decir, un paseo por las playas turquesas.

Pero en el hoy lejano escenario hipotético de que Marybel y Monreal digan: va Marybel por MC en Quintana Roo. Entonces, todo daría un giro y los escenarios empezarían a recomponerse.

Y con mayor razón, si en el transcurso de los dos meses de campaña, los votos de Mara siguen bajando como en los últimos dos años y, los de Marybel, capitalizan la inconformidad soterrada entre el morenismo quintanarroense, logrando remontar, hasta representar un peligro real.

Insistimos, desde esta columna: los resultados en Campeche, en donde Layda Sansores ganó con apenas medio punto porcentual al candidato de MC. Los análisis plantean, que si la campaña hubiera durado dos semanas más, la tendencia era que perdía Morena Campeche y lo hubiera ganado Movimiento Ciudadano.

Claro, el hubiera no existe. Pero en Quintana Roo, todo está por suceder y usted, estimado lector, tiene la última palabra.

Chetumal, 100122.

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