Que no: que ni acá ni allá; Marybel no será un estorbo de Mara, ordena el Presidente

Signos

Por Salvador Montenegro

¿Amenazaron a Marybel Villegas para que renunciara a ser postulada a la gubernatura de Quintana Roo por el partido Movimiento Ciudadano?

¿Le ofrecieron una alternativa ominosa e inapelable para rendirse y renunciar a su convencida denuncia de que la nominación de Mara Lezama como candidata de la alianza del Verde y el Morena fue un proceso tramposo y urdido por el grupo de interés ganador del mismo?

¿Se revelarán las tretas y los misterios del repliegue?

Porque, ¿qué premio del poder presidencial podría ser más convincente que el de una candidatura al Gobierno del Estado que ha sido el sueño superior de su quehacer político, y cuando las evidencias -las de las cifras mismas del declive progresivo de las preferencias generales y las de la militancia- advierten que, a pesar del recurso a su favor del respaldo y la popularidad obradorista, la imagen de la alcaldesa cancunense es cada día más deplorable -merced a su mala reputación y a la mala fama de su gestión municipal como negocio privado- y su contendencia electoral más vulnerable que nunca?

Ya tenía amarrada, Marybel, la candidatura del Movimiento Ciudadano que ahora ha atado para sí el hotelero actor Roberto Palazuelos (igual que, a falta de liderazgos de valor, el futbolista Cuauhtémoc Blanco se hizo un día gobernador de Morelos, y el marido, Mauricio García, de una figura de las frivolidades del ciberespacio, se hizo, asimismo, gobernador de Nuevo León, cual es la moda en la analfabeta democracia mexicana de nuestro tiempo).

Y, de pronto, que no; que siempre no. Que debió presentarse de inmediato en la Secretaría de Gobernación y aceptar la disposición presidencial de desistirse de la candidatura al Gobierno de Quintana Roo y no estorbar la de Mara Lezama, representante en la entidad caribe de la sociedad del Niño Verde y el presidente de la República, y beneficiaria irreplicable de las trampas del proceso interno de designación de la candidatura contra las que protestó Marybel Villegas, por las que se hizo candidata del Movimiento Ciudadano, y quien ahora ha tenido que morder el polvo, tragarse sus palabras y sus protestas, y alinearse de manera institucional y sin chistar, a las órdenes del jefe máximo.

Y sí, a ese tipo de humillaciones le llaman ‘operación cicatriz’.

SM

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