BACALAR.- Los huracanes que azotaron el año pasado a Quintana Roo dejaron estragos en algunas zonas turísticas como la Laguna de Bacalar, que ha perdido sus siete colores debido a estos fenómenos meteorológicos aunado a malas prácticas turísticas y de agricultura en el sitio; sin embargo, aún se puede recuperar.
Para que esto ocurra, es necesario restaurar el manglar de sus orillas, permitir que crezca la vegetación ribereña y evitar los desarrollos y asentamientos irregulares en su litoral, ya que los canales y regiones inundables son zonas de conservación.
Además, se requiere del trabajo conjunto entre los pobladores, desarrolladores, tomadores de decisiones, impulsores de megaproyectos y la academia, a fin de que los modelos de desarrollo económico y de producción en la región sean acordes a las necesidades de los ecosistemas, afirmó la investigadora del Instituto de Ecología, Unidad Mérida, de la UNAM, Luisa Falcón Álvarez.
Esta laguna, explicó, es el cuerpo de agua dulce superficial más grande que hay en la Península de Yucatán, y alberga al arrecife de estromatolitos -formado por bacterias- más grande del mundo. Casi la mitad de su agua proviene de aportes subterráneos y la otra mitad, de superficiales.
A partir de junio de 2020 su color azul cambió a café o verdoso debido a múltiples factores: en la última década se registró desarrollo considerable de la agricultura intensiva en la Península y se ha deforestado una proporción importante de selva, la cual ayuda a filtrar el agua, expuso la experta en Ecología Microbiana.
También se detectó la presencia de pesticidas y sustancias químicas utilizadas en la agricultura intensiva, como el glifosato, de acuerdo con estudios de investigadores del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Ante el deterioro de la también llamada Laguna de los Siete Colores se conformó el Consejo Ciudadano y Científico en Pro de la Restauración y Preservación del Acuífero y Sistema Lagunar de Bacalar, al cual científicos de la UNAM, del Ecosur y de otras instituciones de la región han provisto de información.
Falcón Álvarez expuso que, junto con expertos del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados, Unidad Mérida, se trabaja en la restauración del manglar a orillas de la laguna.
Además, se realizará una campaña de educación ambiental -de manera conjunta con los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco- a fin de que los pobladores reconozcan la importancia de los manglares para el filtrado de sedimentos, la absorción de exceso de nutrientes en los ecosistemas acuáticos y la compactación de sedimentos.
Especialistas universitarios también elaboran una “Tarjeta de Reporte”, documento en el cual se identifican indicadores de salud del ecosistema, que incluyen un semáforo el cual refiere si la salud es buena, regular o mala; se entregará a los tomadores de decisiones.
Fuente: Milenio