Estéril tiempo de campañas

Signos

Es grave. Sin duda. Empezando porque las campañas proselitistas de los candidatos a los puestos de elección popular en disputa son periodos críticos de definiciones y propuestas para que los electores orienten mejor el sentido de su voto, y no se advierten señales de valor que documenten ni siquiera en dosis mínimas el sentido crítico de los observadores editoriales y de los medios de opinión pública y mucho menos, entonces, el de las mayorías repartidoras del sufragio y de las posiciones venideras del poder político en los territorios locales y federales por donde cabalgan los partidos y sus candidatos.

Paisaje, pues, de aparadores narcisistas, de abrazos y sonrisas, y palabras huecas y la mar de hipocresías que baña a ‘todos los sectores sociales’ -pero entre todos, primero los pobres- y del mismo modo que en todos los tiempos de la propaganda pero con la diferencia del agotamiento ya casi absoluto de la gracia alternativa de alguna excepción.

¿Qué queda en Quintana Roo, por ejemplo?

Uno.

Que el ‘diamante negro’ del ‘partido naranja’ o Palazuelos, aplomado como es y con tantos escándalos transitados en su polémica carrera de actor y de empresario sin duda astuto e inteligente, es el más mediático y popular de todos los contendientes y será Senador de la República de cualquier manera y aun en contra del flujo de la marca ganadora del obradorismo presidencial que, con las alas de la idolatría, seguirá haciendo volar a tantos postizos y mediocres y volátiles candidatos verdemorenistas hacia las alturas de sus muy mezquinas ambiciones de poder de ahora.

Dos.

Que la munícipe de Solidaridad, Lili Campos, a pesar y en contra de los vientos de la marca verdemorenista arrasadora y triunfante en el país y que comanda en el Estado el turbio y a veces hasta sobrio Niño Verde o Jorge Emilio González Martínez, seguirá vigente en el Palacio de Playa del Carmen, sede del segundo Municipio turístico de México y el más importante en la entidad después del de Cancún, Benito Juárez, donde seguirá gobernando, en nombre del Niño Verde, la hasta ahora Presidente Municipal, Ana Patricia Peralta, dejada como sustituta por la actual Gobernadora Mara Lezama cuando asumió la investidura estatal para satisfacción y regocijo del jefe máximo que así lo quiso. (Pese a la fuerza de la marca, el verdemorenismo playense anda tan mal que no tiene alternativa contra la reelección, y la oposición está igual en el primer Municipio turístico del país ante el igualmente volátil electorado cancunense; demarcaciones caribes, ambas, de la mayor movilidad poblacional y el más alto precarismo inmigrante, donde pese a los altos ingresos turísticos se padecen endeudamientos públicos e insolvencias fiscales que multiplican y expanden la pobreza.)

Tres.

Que a decir de que casi nadie en campaña dice nada que sirva para algo, ni para el mínimo juicio crítico de valor en la opinión pública y en el potencial electorado, las cosas en la entidad seguirán desmejorando en el orden de la violencia sicaria, la marginalidad urbana, el abatimiento ambiental, el desequilibrio regional, el narcisismo municipal, la vanidad, la corrupción y la ingobernabilidad.

Nada nuevo, pues. Lo mismo. Pero peor.

SM

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